Dos mujeres residentes en el Estado de Michigan (Estados Unidos) acaban de presentar en el jugados de distrito de Detroit la primera demanda contra Google que se conoce por el asunto de el rastreo de localizaciones con dispositivos con sistema operativo Android. En ella solicitan que se prohíba a Google vender teléfonos móviles con software Android capaces de rastrear la localización del usuario.
El importe de la demanda civil colectiva asciende a 50 millones de dólares (unos 35 millones de euros). Los abogados de las dos demandantes, Julie Brown y Kayla Molaski, argumentan que esas capacidades de rastreo de localizaciones ponen en grave peligro a los usuarios, debido a intromisiones en la intimidad, que pueden resultar en acoso.
Por otro lado Google ha reconocido que, efectivamente, recopila datos de localizaciones, como las coordenadas GPS (latitud y longitud), la fecha y la hora exactas, la dirección de la red Wi-Fi en uso, las direcciones de las redes Wi-Fi circundantes, y un identificador único de dispositivo.
El objeto, según la compañía, es proporcionar una mejor experiencia móvil a los usuarios de dispositivos Android. Esta capacidad presenta diversos riesgos de seguridad para las personas que utilizan los teléfonos móviles con Android. Otras preocupaciones vienen derivadas de la violación de la intimidad y la privacidad.
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