Samsung ha revelado las principales características técnicas de su Samsung Galaxy Pro, un móvil profesional de gama media que recuerda poderosamente a una BlackBerry y en el que el dominio del diseño lo tiene casi por completo su teclado completo QWERTY. Aún así, cuenta con una pantalla de 2.8″ TFT LCD táctil capacitiva con una resolución de 320 x 240 pixels, por lo que podremos alternar entre el uso táctil del dispositivo y el teclado para escribir documentos o enviar correos.
El Samsung Galaxy Pro correrá con Android 2.2 Froyo, una versión del sistema operativo de Google que tiene un marcado carácter profesional. Contará con un procesador de 800 MHz y una memoria interna de 512 MB (Samsung añadirá una tarjeta de memoria de 2 GB, aunque si es necesario más espacio se podrá llegar hasta los 32 GB con una tarjeta MicroSD).
Contará con Wi-Fi, Bluetooth 2.1 y soporte para conexiones HSDPA de 7,2 Mbps. También cuenta con GPS asistido, por lo que se puede aprovechar la aplicación de Google Maps de manera gratuita. Los conectores físicos incluyen un puerto micro USB 2.0 y una toma de auriculares de 3,5 milímetros. Dentro de las soluciones profesionales, destaca su sincronización con el gestor de correo corporativo Microsoft Exchange y su editor de documentos ThinkFree. Poco hay que decir de la cámara, de solo tres megapixels y con grabación de video en VGA.
Uno de los puntos que se tienen que destacar de este dispositivo es su tamaño compacto, diseñado para poder ser manejado con una sola mano. Las dimensiones del Samsung Galaxy Pro son de 66 x 108 x 10,6 milímetros y su peso de 103 gramos, lo que lo convierte en un dispositivo lo bastante fino y ligero para ser transportado sin problemas. La batería de 1.350 miliamperios permite una autonomía de hasta 11 horas en llamadas y 620 horas en espera.
En definitiva, se trata de un móvil profesional que no tiene unas prestaciones maravillosas, como podría ser el caso del Nokia E7, pero que sabe conjugar un buen conjunto de características con un diseño muy compacto y una autonomía considerable. Solo falta saber el precio, que no se adivina muy alto, para convertirlo en una adquisición muy interesante cuando salga al mercado en los próximos meses.
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